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miércoles, 12 de junio de 2013
Sin ángeles
Es curioso que de un tiempo a esta parte cada vez cuesta más ver un niño por la calle con síndrome de Down. Es una reflexión que me ha venido a la memoria al recordar un titular en un periódico de hace un par de años, durante la lamentable época del zapaterismo, en la que no sé quién mencionaba que durante la época socialista de Zapatero, el gobierno había conseguido disminuir la aparición del sídrome de Down en los niños españoles. Dicho así, ahora que hago memória, podría interpretarse nada más y nada menos como el extraordinario logro de un gobierno en conseguir, gracias a su eficaz gestión en el desarrollo tecnológico y científico, el avanze de una solución para dicha enfermedad, y los datos corroboran tal noticia, ya que es verdad que es notorio que ha disminuido drásticamente el número de casos.
Por desgracia, como siempre que se trata del socialismo, la verdad nada tiene que ver con la realidad más allá del extraordinario poder mediático y propagandístico de la que tan buena gala hace la izquierda.
Lo cierto a tan extraordinario avance no es más que una política descontrolada de abortos realizados en los que los más perjudicados han sido los fetos con tales características. El supuesto logro científico, no es más que el resultado de una ingenieria social que nos aboca a convertirnos en seres incapaces de asumir responsabilidad alguna sobre nuestros actos, ya que siempre está papá Estado para protegernos de nuestros errores.
¿Que no quieres estudiar? no pasa nada, nosotros te aprovamos y te damos un titulillo para que te limpies el culo luego con él. ¿Que no te gusta trabajar? No pasa nada, tú haz el vago todo lo que quieras que para eso están las ayudas estatales. ¿Que no te gusta tu trabajo? pues no pegues ni golpe en él, que como se atrevan a despedirte se les va a caer el pelo. ¿Que quieres follar como una loca? Pues adelante, cuantos más mejor y si luego aparece un feto nos lo cepillamos y listo, y si no te has dado cuenta y ya casi está listo para hacer el servicio militar pero no ha nacido aún, da igual, siempre encontraremos algún ilustre camarada médico sensible a la ideología de género que jure por Lenin y la Pasionaria que tal embarazo supondrá un grave perjuicio psicológico para ti. Pero sobre todo, ¿Que una Amneocentesis te ha revelado que tu hijo sufre síndrome de Down?, mujer, no seas tonta. ¿para qúe vas a malgastar tu vida y tu futuro en un niño que no sirve para nada, al que no podrás mostrar orgullosa en el parque frente a tus amigas, del que siempre tendrás que estar pendiente porque no es autosuficiente y del que sólo te creará inconvenientes mientras el resto disfruta de sus robustos querubines de Rubens. ¡Sé feliz! deshazte de él.
Frivolidades aparte. Una de las pocas cosas que más me ha llamado la atención y con la que con más admiración he observado es el talante peculiar conque los padres de un Down interactuan con sus hijos. Sólo cuando has visto muy de cerca o con atención el vínculo y la interactuación te das cuenta de lo extraordinariamente plena que es la vida de una familia con un Down en casa. No voy a obviar los riesgos y complicaciones médicas que suelen existir en tales circunstáncias y que nadie desea para sí o para otros, pero la ternura que desprenden padres, hermanos, abuelos etc sólo es comparable al amor que devuelven los niños y adultos con Down. El amor, la paciencia, la ternura, los besos con sonrisa y el abrazo sincero són el pan nuestro de cada día en una familia con un Down y muy dificil de ver en el resto de familias. La absurda compasión con la que aveces miramos a unos padres con un niño Down de la mano no es más que pura ignoráncia, ya que son ellos los que tendrían que tener compasión de nosotros por vivir una vida vacía. Con problemas duros y reales sobrellevados con dulzura y cariño y sin oírles nunca una queja o una reclamación. Una vida plena, útil, práctica, sin tiempo para frivolidades que la mayoría nunca hemos conocido. Una de las frases que más oigo a los padres de un Down cuando se refieren a sus hijos, y que me llena de gozo es la de calificarlos de ángeles. Y yo, no puedo estar más deacuerdo.
la filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos llamada comunmente Eugenesia, no es una ideología contemporánea. Ni siquiera es atribuíble al fruto del ingenio de tan ilustres personjes como Adolf Hitler, Stalin o Mao, como alguien podría pensar. Lo cierto es que es una idea que proviene de tiempos de Platón aunque no se desarrolla plenamente hasta 1865 por un pariente de Charles Darwing llamado Francis Galton, a raíz del tratado del "Origen de las especies" del mencionado científico. El concepto, simplificando, es muy sencillo: mejorar la raza humana eliminando aquellos individuos y su posible descedencia que no reúnan los requsitos necesários para ser un ciudadano de provecho y que no suponga una carga social y económica al resto de la sociedad. Simple. Visto desde un punto de vista meramente antropológico parece razonable. Claro que si olvidamos el insignificante hecho que la raza humana no sómos plantas ni insectos ni protozoos sin raciocinio ni entendimiento entonces nos topamos conque negar los sentimientos es negar la eséncia misma del ser humano con sus defectos y lo extraordinario que eso conlleva.
Aún así, y para que todo sea dicho, tales ideologías encontraron no pocos simpatizantes durante el pasado siglo XX. Me vienen a la memória personajes como Salvador Allende, Winston Churchill, Josep Tarradellas y muchos más escritotes, polítocos y famosos de renombre que firmaron manifiestos a favor de la eugenesia. La idea sólo se abandonó cuando decidieron ponerla en práctica los genocidas clásicos de nuestra historia: Hitler, Stalin etc. Ya que no era éticamente razonable que te vinculasen a tales ilustres.
Pero el tiempo pasa inexorablemente y cuando no se aprende de la historia, se tiende a repetirla con obstinación. Hoy, con el manto o la escusa de los avances tecnológicos y la sépsis conque se trata, cargada de eufemismos miserables el aborto, la eliminación sistemática de seres humanos que no cumplan con los cánones establecidos vuelve a ser un echo actual. Lamentablemente.
Puede que en un futuro no lejano, por la calle de nuestras maravillosas ciudades en sus perfectas sociedades ya no podamos pasear los gordos, los miopes, los viejos, los calvos, los feos, los bajitos los tontos los asmáticos o los que no somos socialistas. Habremos sido objeto de la selección inteligente. Pero yo no quiero vivir en una sociedad así. Me gusta mi hija con su manchita de vitíligo en la cara. Me enamoré de mi mujer sin una dentadura perfecta. Adoraba a mi abuela, más cegata que un gato de escayola, tocar la calva de mi abuelo y ver por la calle panzas de campeonato como la mía. Miro con respeto y admiración al tipo que vende cupones y que se gana la vida como el que más. O al que veo, que sin ayuda de nadie, se baja de su coche tuneado y monta su silla de ruedas después de haberme "birlao" el mejor parking del Carrefour, porque se lo ha ganado con derecho. Pero sobre todo, quiero volver a ver la sonrisa inmensa de un niño con síndrome de Down abrazado a su orgullosa madre como si se la fuesen a robar.
Quiero que me devuelvan los ángeles a las calles.
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