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domingo, 15 de julio de 2012

15 Años de vergüenza




Hace dos días se cumplieron quince años del asesinato de Miguel Angel Blanco.


Resulta dificil explicar como una muerte singular, comparada con la de casi el millar de víctimas que ha sembrado la banda terrorista durante tantos años, pueda tener más relevancia y se la recuerde con más facilidad que las demás. Todas y cada una fueron igual de crueles e igual de innecesarias. Todas destrozaron una familia, amputando trágicamente uno u otro de sus miembros e hiriéndolas de muerte para toda la vida. 


No obstante no podemos negar que la muerte de Miguel Angel, articuló una catarsis de la sociedad. La recordamos porque por primera vez millones de ciudadanos al unísono sufrieron 48 horas desesperantes con el anhelo de su hallazgo con vida y que no se cumpliese el miserable ultimátum de su muerte. Al producirse éste. Por primera vez los españoles decentes de éste país salimos a la calle sin miedo y dejando libre nuestra rabia contenida. Por primera vez plantamos cara a los asesinos y les demostramos nuestro desprecio abiertamente y sin temor. Se acabaron las dudas o las posibles justificaciones de la existencia de una banda de criminales. El pueblo estaba unido y los políticos, oportunistas siempre, tomaron nota.


Pero sólo lo parecía. Porque la dura labor de años de lucha persiguiendo sin tregua a los asesinos. Ilegalizando sus filiales políticas dejándoles sin financiación. Desarticulando su control diseminando a sus miembros encarcelados y activos. Consiguiendo el apoyo de fuerzas extranjeras que hasta la fecha veían el conflicto con una idea distorsionada. Nada. Nada de eso ha perdurado.


El oportunismo político ha prevalecido sobre el dolor de las víctimas a las que ha sido necesário silenciar con la connivencia de medios de comunicación y comisarios políticos de turno.


Hoy, como dice Esperanza Aguirre: disfrutan de sueldo del Estado y coche oficial. Coches a los que subirán tranquilos  sin tener que mirarle los bajos cada día. Les dejamos salir a la calle con beneficios penitenciarios por motivos vergonzosos como someterse a terapias de fertilización. Para ayudarles, supongo, a enjendrar más asesinos, mientras Miguel Angel ya no podrá tener vástagos. Les regalamos títulos universitarios cursados desde prisión para que salgan pronto, bien ilustrados y  con futuro laboral mientras que Miguel Angel ya no podrá leer nunca un libro ni mcuho menos trabajar en lo que más le apasionaba. Les acercamos a su casa para que sus familias puedan verles cómodamente mientras que los padres de Miguel Angel ya no podrán verle sonreir, ni hablar con el, ni escuchar sus lamentos. Les dejamos en libertad antes de cumplir su condena cuando adolecen de una enfermedad terminal para que puedan morir en casa, en paz y rodeado de sus seres queridos mientras Miguel Angel murió en el frío y sucio suelo de barro de un descampado perdido, con las manos atadas a la espalda, sólo y asustado.


Podríamos decir que la culpa la tiene Zapatero y zanjar el asunto pero no es  verdad. Podríamos añadir que Rajoy  es un blando que no se quiere mojar las manos pero también mentiríamos. La culpa es nuestra.


Cuando un país tiene unos politicos de mierda. Cuando convertimos a miserables e inútiles en nuestros Presidentes, cuando dejamos que jueces prevaricadores hagan política y no justicia, es sólo culpa nuestra. Porque los políticos son el reflejo de la sociedad. Se mueven siempre sobre aguas tranquilas y controladas y sólo se suben a la balsa cuando la corriente es favorable. Por lo tanto, cuando vimos que se lanzaban al agua a nadar a contracorriente personajes como María San Gil, Ortega Lara, Mayor Oreja, Francisco José Alcaraz y otros muchos, y los vimos ahogarse y hundirse irremediablemente en el río del olvido sin hacer nada, mirando como pasmarotes sin echarles un simple palo donde agarrarse. Entonces es que nosotros somos tan miserables, desagradecidos y culpables como el que más. 


He tardado quince años en enterarme que los padres de Miguel Angel Blanco tuvieron que trasladar los restos de su hijo a un cementerio de Galicia. Porque en su ciudad natal, el féretro era profanado con pintadas y actos vandálicos continuamente. Y me da mucha vergüenza. Mucha.


Que Dios nos perdone por lo que estamos haciendo.


A la memoria de Miguel Angel Blanco y al dolor de sus padres, su heróica hermana y todos sus familiares y amigos.


Descanse en paz.